Me niego a pasar de puntillas.
Yo quiero escribir un texto que te hiera la yema de los dedos
cada vez que voltees una página. Una novela indeleble
que te manche las manos.
Quiero abrirte una herida.
Cruzarme contigo en la calle y saber que lo has leído.
Eso hinchará mi ego. Y va a hacerte distinto a ti.
Nada debería ser lo mismo antes y después.
Voy a hundir mi arma blanca
(y negra) en tu estómago sólo para satisfacer el placer de ambos.
Mi único objetivo es marcar a fuego una parte de tus sesos y saber que,
desde ese momento, forman parte de mis terrenos.